domingo, 18 de diciembre de 2022
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Afortunadamente, parece que cada vez quedan más lejos los tiempos de animadversión hacia nuestro cine. Las críticas de unos pocos se van tornando en las alabanzas de muchos, y es que nuestro sector audiovisual está viviendo momentos gloriosos. Mucha de esta culpa la tiene la ficción en formato serie, y muy particularmente producciones como La Casa de Papel, Vis a Vis, o Antidisturbios, demostrando al mundo que la ficción española puede jugar en la primera división del entretenimiento.
El talento joven ha sabido recoger el relevo de los grandes profesionales con los que ha contado nuestra industria cinematográfica desde hace más de 60 años. La decisión del productor norteamericano Samuel Bronston en 1959 de fijar su base en Madrid para dar vida a películas como Rey de Reyes, El Cid, 55 días en Pekín o Doctor Zhivago, todas ellas rodadas en la capital, fue un antes y un después para la industria. Nuestros técnicos, de la noche a la mañana, pasaron de realizar un cine predominantemente costumbrista de bajo presupuesto a las mayores super-producciones de Hollywood. Desde entonces, nuestro cine ha contado con profesionales altamente cualificados y unas escuelas de formación de primer nivel, lo que ha fomentado que la industria haya ido madurando y evolucionando hasta nuestros días. Por último, el impulso de las nuevas tecnologías y los presupuestos de las grandes plataformas de «streaming» han terminado de cuajar el caldo de cultivo por el que, a día de hoy, contamos con contenidos patrios encabezando las listas de reproducción de todos nuestros hogares y los de medio mundo.
Sin embargo, no ha sido hasta este 2022 cuando el cine español ha presenciado una verdadera cosecha excelente: los Almodóvar, Amenábar, Coixet, Trueba, Medem o Querejeta han dejado hueco a nuevos talentos que han llegado con fuerza. El puñetazo en la mesa lo dio Carla Simón a principios de año, al ser la primera mujer española en alzarse con el Oso de Oro de Berlín. Lo hizo con su segunda película, la magnífica Alcarràs, consiguiendo traer de nuevo ese gran premio a nuestro país desde que Mario Camus lo ganase en 1983 con La Colmena. Carla Simón se ha convertido en la imagen de una nueva generación de mujeres que están revolucionando el panorama de cine de autor español. Siguiendo su estela nos encontramos con Clara Roquet, última ganadora del Goya a Mejor Dirección Novel con Libertad; o Alauda Ruiz de Azúa, cuya ópera prima, Cinco Lobitos, se ha convertido en la revelación de la temporada tras arrasar en el pasado festival de Málaga (incluyendo la Biznaga de Oro a Mejor Película Española).
Aparte de estos éxitos, el cine español se consigue colar en el Top 10 de las películas más taquilleras del año en nuestro país con dos de nuestros pesos pesados: por un lado, el incombustible Santiago Segura con la tercera entrega de su saga familiar, Padre no hay más que uno 3. Y por otro, también en su tercera entrega, la nueva aventura de nuestro explorador más internacional en formato animado, Tadeo Jones 3: la Tabla Esmeralda. Dos películas que son un claro ejemplo de cómo, tras la pandemia, las familias han regresado a las salas de cine con gran afluencia e ilusión. Asignatura todavía pendiente para otros públicos, especialmente el más adulto, todavía algo temeroso.
Cambiando radicalmente de tercio, el terror sigue siendo un género que congrega a grandes masas de seguidores en las salas de cine, especialmente al público joven. Este 2022 ha destacado por el regreso de dos de nuestros grandes veteranos, así como por la estimulante sorpresa de una joven promesa. Por un lado, tenemos a Paco Plaza, que con La abuela nos sumerge en un terror barroco sobre la vejez y la fatalidad entre lazos de sangre. Por otro, Jaume Balagueró (creador de la saga Rec) regresa a sus orígenes con un excesivo y epiléptico narco-thriller donde Esther Expósito deslumbra como una nueva reina del grito a mil revoluciones por segundo. Y, por último, la ópera prima de la recién llegada Carlota Pereda, Cerdita, un visceral e irónico «slasher» con notas costumbristas que pone nuevamente de relieve el gran momento que está viviendo el talento femenino en el cine.
El drama español sigue alcanzando cotas de calidad altísimas: Rodrigo Sorogoyen vuelve a unificar a público y crítica con su As Bestas, thriller que combina tragedia clásica y aroma de western en un contexto rural de Galicia, y que suena como clara candidata a los Goya. De cerca le siguen Alberto Rodríguez con su regreso a la prisión Modelo 77, y Oriol Paulo, que con su claustrofóbica Los Renglones Torcidos de Dios consigue además posicionarse dentro del Top 20 de lo más taquillero del año. Este 2022 también ha supuesto el retorno a nuestras pantallas de jóvenes autores ya consagrados como Fernando Franco (La consagración de la primavera), Isaki Lacuesta (Un año, una noche), Pilar Palomero (La Maternal), Jaime Rosales (Girasoles Silvestres), Carlos Vermut (Mantícora) o Albert Serra (Pacifiction), y se puede decir que todos han aprobado con muy buena nota.
Los mismos méritos los obtiene el documental, un género que afortunadamente ha alcanzado en nuestros días el interés por parte del gran público. Esto es gracias, en gran medida, a las excelentes producciones tanto en formato largometraje como en formato serie que nos encontramos en las parrillas de las grandes plataformas de «streaming». El documental, que hace unos pocos años estaba denostado y era casi exclusividad de las sobremesas de La 2 y de canales temáticos especializados, ahora es uno de los contenidos más consumidos dentro del entretenimiento audiovisual a nivel mundial. De entre aquellos que han sido estrenados en salas de cine, destacamos dos que han hecho las delicias del público más melómano: Tequila: sexo, drogas y Rock & Roll, dirigido por Álvaro Longoria, que repasa la trayectoria y excesos de la famosa banda de rock que removió a la juventud española durante los años de la Transición; y Sintiéndolo mucho, retrato del inigualable Joaquín Sabina, espectacularmente rodado a lo largo de más de 15 años tanto en conciertos y ensayos como en momentos íntimos y cotidianos por su amigo y aclamado cineasta Fernando León de Aranoa.
Y finalmente, la guinda del pastel se la lleva, como no podría ser de otra manera, la comedia española. Seguimos echando de menos la irrupción de un súper éxito como en su día lo fueron Torrente, el brazo tonto de la ley u Ocho apellidos vascos, pero no han sido pocas las películas que han conseguido la tarea más difícil de todas: hacer reír al espectador. Mucha culpa de esto la tienen sospechosos habituales como Cesc Gay (Historias para no dormir), Álex de la Iglesia (El cuarto pasajero), David Serrano (Voy a pasármelo bien), Joaquín Mazón (La vida padre), Dani de la Orden (Mamá y Papá, y El Test), Roberto Bueso (Llenos de gracia), Ernesto Sevilla (Camera Café) o Daniel Guzmán (Canallas). En definitiva, en este 2022 los espectadores no hemos podido más que celebrar la excelente salud de nuestra industria y el éxito de un magnífico grupo de cineastas que, con sus historias, nos han permitido volar y evadirnos de nuestra realidad cotidiana. Sigamos apostando por nuestro cine, disfrutando con el talento de nuestros creadores, y volviendo a llenar de nuevo las salas de cine.
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