viernes, 31 de marzo de 2023
Calle de Villaviciosa, Asturias / Manuel Martín Vicente (flickr)
Una cosa que nos preocupa muchísimo a los feministas es la nomenclatura. Especialmente la de tantos pueblos nuestros que a estas alturas del siglo XXI todavía detentan nombres heteropatriarcales; y lo que es peor de todo, sin intención alguna de adaptarlos a la legislación vigente, emanada desde el ministerio de Igualdad. Como El Pito en Asturias, sin ir más lejos, cuyos vecinos han dicho que no piensan cambiarlo por La Vagina como les ha instado Irene Montero, ya que ambos términos llevan a lo mismo.
Algo parecido a lo que ocurre en Villapene, provincia de Lugo, donde las huestes de la ministra les han dicho que no son la cuna de los «Penenes», (profesores no numerarios o temporales de un instituto o una universidad) como creían hasta ahora, sino una colección de salidos que tienen que cambiar el nombre con perspectiva de género. Así que de «pene» nada de nada, y que se les da un mes para escoger entre Villabegoñagómez o Villasolosí.
Por el contrario, orgullosísimos se han mostrado los vecinos de Guarromán (Jaén) cuando ha ido Ángela Rodríguez, Pam, a premiarlos por ser el único pueblo de España que pone a los hombres en su sitio. Y han aceptado cambiar el anglicismo man por si alguno no lo entendía y llamarse a partir de ahora Guarrovarón. Trofeo que han compartido con los municipios Seno, de Teruel; y Consuegra de Toledo, por exaltar los valores feministas. A los que hay que añadir la matrícula de honor concedida a Villaviciosa de Asturias, por ser el pueblo que mejor ha llevado a la práctica el lema del feminismo por excelencia: «Sola y borracha quiero volver a casa».
El trabajo se acumula a los expertos del ministerio de Igualdad porque queda muy poca legislatura y muchos pueblos a los que hay que aplicar urgentemente la perspectiva de género. Habrá que comenzar por algún lado, así que la delegación de Galicia que solucionó lo de Villapene, a ver qué puede hacer con Parderrubias en Pontevedra y Rabiño en Orense. Y ya que tienen que pasar por León, que echen un vistazo al municipio de Folloso e intenten cambiarle el nombre por algo así como Holganza Voluntaria.
Mucho más difícil lo van a tener los delegados del nordeste cuando visiten Torrelapaja en Zaragoza y L’Ampolla en Tarragona. Para facilitarles el trabajo, y a modo de sugerencia les ofreceremos la posibilidad de llamarlos Torrelconsenso y L’Andaiquetedonin (en catalán), o cualquier otro en esta línea antimachista.
Los que informan que están teniendo problemas son los delegados de las Castillas, pues por lo visto los han recibido a pedradas en Beteta (Cuenca) Folloso (León) y Villaconejos (Madrid) al grito de Marlasca que te vote el que la casca, por lo que habrá que mandar urgentemente a la Guardia Civil a poner orden.
Es mejor pensar en el recibimiento que le van a dispensar a Pam cuando baje a Cádiz, como tiene intención de hacer, para conceder la Gran Cruz Feminista al ayuntamiento de Meadero de la Reina, que se siente especialmente orgulloso de su nombre progresista, que no pasará de moda mientras la Constitución reconozca la monarquía.
Dada la cercanía de las elecciones municipales y autonómicas va a ser mejor centrarse en solucionar los pueblos aquí mencionados y dejar para cuando celebremos el aplastante triunfo que nos anuncia el CIS de Tezanos el corregir los que aún no se han enterado de que este país es aconfesional. Así que ya pueden irse preparando Diosleguarde de Salamanca y Los Infiernos de Murcia que les vamos a enseñar a ser demócratas… Y con perspectiva de género, por supuesto.
ESCRITO POR:
Ignacio Despujol es Licenciado en Filosofía y Letras, y especialista en comunicación empresarial y marketing. Ha sido profesor en las Universidades Pontificia de Comillas-ICADE, Complutense, Autónoma de Madrid y CEU San Pablo, co-autor de «Comprender el Arte» (Biblioteca UNED) y autor de «La otra cara de la publicidad» (en preparación).
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