El Lucho y la lucha

martes, 29 de noviembre de 2022

Jernej Furman (flickr)



No paro de escuchar que media España se ha subido a la «luchoneta». Esta expresión, tan simpática como ridícula, viene a sintetizar que desde el 7-0 de España a Costa Rica la gente ve el Mundial de Catar con optimismo. Siempre se ha dicho que el fútbol es una metáfora de la vida y, en esta ocasión, el ejemplo es claro. No sé si la luchoneta es diésel, híbrida enchufable o 100% eléctrica. Lo que sí me queda más claro es que subirse a ella es gratis. Antes eran los futbolistas los que ‘tiraban del carro’. Ahora es el seleccionador el que, con su faceta de «streamer», asume toda la presión. No voy a entrar a analizar su discurso, aunque daría para largo. Luis Enrique Martínez, «Lucho» para los futboleros, se ha convertido en una suerte de genio burlón que utiliza el humor para lavar su imagen y ofrecer una faceta más cercana de la Selección Española.

De momento, su propuesta futbolística y los resultados acompañan. Pero hay gente esperándole a la vuelta de la esquina con el cuchillo afilado. Él lo sabe y, como se suele decir, le resbala.

Analizado el circo, vayamos ahora con el pan. El juego de tronos de nuestra política patria ya está engrasando maquinaria. Manifestaciones de un lado y de otro con éxito de convocatoria dispar. Mientras la derecha se cree que la calle está en juego, la izquierda se parte de risa desde los sofás del Congreso sabedora de que ellos son quienes controlan la bilis callejera desde hace siglos. Ellos regulan el hartazgo, la intensidad de los insultos y la dosis de violencia previa a cualquier contienda electoral. En menos de dos semanas hemos pasado de escuchar «Ayuso asesina» a ver cómo Irene Montero lloraba por sentirse atacada con insultos machistas. Cuánto hay que aprender de la izquierda. Qué bien estructura y contemporiza sus discursos. Si fueran tan buenos generando prosperidad como destrozando adversarios políticos, nos iría mucho mejor a todos.

En 2010, la victoria en el Mundial de Sudáfrica unió a todos los españoles. Doce años después, con un país tensionado, hastiado y en recesión técnica (según algunos expertos), no creo que el fútbol sirva de bálsamo. Nos hemos instalado en la fricción… y nos gusta. Hay mucha mala baba que gestionar y la mejor forma de hacerlo es con el de enfrente. ¿Introspección? Para qué. Carguen, apunten y disparen, que hay mucho blanco fácil. Y si fallan al hacer diana, no se preocupen, la culpa siempre será de otro.

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