«El juicio del año entrante
es decir que no le tiene, 
pues va a ser un año loco
como Dios no lo remedie». 
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«Embozado hasta los ojos, 
el crudo invierno desprecia
y adivinar no consiente
si es su aire de paz o guerra».
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«Año de bromas y enredos 
que quizá caros te cuesten, 
año en que la verdad misma 
tendrá que huir o esconderse, 
y la razón, disfrazada 
por no asustar a la gente, 
irá con careta puesta 
cantando coplas alegres». 
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«La moral en las palabras, 
el vicio en el corazón;
la hidalguía por los suelos
y en litigio el pundonor». 
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«Claro veremos al fin
quién el gato al agua lleva, 
si el que grita sin razón
o si el que arguye con ella. 
Acaso pierda el segundo, 
que de aberraciones llena 
estuvo la humanidad
y estará per omnia sécula». 
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     «Según la oculta doctrina 
de muchos sabios de antaño, 
doce meses tendrá el año
si no se descompagina. 
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     La respetable Asamblea, 
que el bien de la patria labra, 
seguirá con la palabra
sin tropezar con la idea.
     Habrá cuestiones de nombre, 
habrá discursos mortales;
no hablarán los animales
por no parecerse al hombre. 
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     Coronado de guirnaldas
irá el progreso fecundo
y dará la vuelta al mundo
hasta verse las espaldas. 
     No habrá bozal para el perro:
nuestra dicha será inmensa;
con los yerros de la prensa
se harán caminos de hierro. 
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     Y, en el delicioso arrobo
de estos placeres extraños, 
engordarán los rebaños... 
para que los coma el lobo».
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«Precitos serán los bárbaros
y herejes contumacísimos, 
no conociendo, estrambóticos, 
otro dios que su ventrículo.
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Serán varones totaliter
todos los que fueren íntegros, 
y descubriranse hipócritas 
los que se fingieron místicos. 
El que niegue ha de ser ácido, 
el que dé será dulcísimo, 
siempre el pobre será estólido 
y el rico siempre científico. 
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Tendrá buen humor el plácido, 
opaco semblante el tímido, 
cólera gastará el tórrido 
y en flema abundará el frígido. 
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Habrá de libros artífices
tan insulsamente insípidos
que se estancarán por zánganos, 
y ellos creerán son Píndaros. 
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Proseguirán los desórdenes 
de algunos usos gentílicos, 
que satiriza enigmático 
un nuevo poeta Hesíodo. 
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Atropellarán indómitos
príncipes muchos lo lícito, 
sin tener hasta los últimos 
memoria de los novísimos. 
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Con sus intervalos lúcidos
habrá mil locos explícitos, 
que con el orbe lunático 
tendrán comercio recíproco. 
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Amantes habrá en lo público, 
aunque no de amor finísimo, 
porque ya Tisbe es pretérito
y ya no es presente Píramo. 
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Ha de privar la farándula, 
que es de la mentira símbolo, 
y ha de volar otro Dédalo, 
de todo el ingenio epílogo. 
Un platicante de Hipócrates 
está sumamente rígido
porque halla cura a los síncopes
un quidam moderno empírico. 
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Uno con alma malévola 
quiere parecer santísimo
dando a entender que es extático, 
y solamente es estítico. 
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Va contra el humano género 
moviendo guerra el lucífero, 
mas de su furor las ráfagas 
se las rebate el Altísimo». 
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«¡Todo muy bonito! ¡Todo
muy apañadito! Y eso
nos colocará a la altura
que en justicia merecemos». 
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     De aquellos polvos, tal lodo. 
Cada orate, con su tema, 
y la mía es este lema:
Dios sobre todo. 

Por buscarlos y disponerlos,
Jorge Schoendorff Ortega