viernes, 19 de enero de 2024
Detalle de la cartelera de Yo Capitán (2023) | RAI Cinema, Pathé
«Gomorra» fue la primera película que vi del director italiano Matteo Garrone. Es una cruda inmersión en la diabólica inmundicia de la Camorra napolitana, basada además en el revelador libro homónimo del periodista italiano Roberto Saviano, todavía hoy amenazado de muerte desde su publicación hace más de quince años.
Sólo por «Gomorra» cabría vincular a Garrone con una especie de nuevo neorrealismo —valga la redundancia—, heredero del iniciado por Roberto Rossellini o Vittorio De Sica sobre los escombros de la Europa de posguerra. Mirando alrededor, es comprensible que la inmigración sea hoy materia fílmica ineludible. En definitiva, el cine como espejo polifacético.
Esta pelea humana por sobrevivir, no es nueva para Garrone. Ya trató la inmigración en «Terra di mezzo», su primer largometraje y segundo de sus filmes —el primero fue un corto—, por el que en 1996 recibió dos premios en el Festival de Cine Joven de Turín. «Terra di mezzo» comprende tres relatos, en torno a la vida de inmigrantes en la Italia coetánea: un grupo de prostitutas nigerianas, otro de trabajadores albaneses y un gasolinero egipcio.
Garrone es inteligente y ambicioso. Aborda con solvencia historias de considerable calibre, en virtud de sutiles intereses. Por ejemplo, incorporar el cuento tradicional y los mitos grecolatinos como sus modelos narrativos y referentes artísticos fundamentales, le sirve para asumir la posibilidad de la fantasía como un recurso constitutivo de la vida cotidiana. Algo reconocible en «L’imbalsamatore», «El cuento de los cuentos», «Dogman» o su reciente «Pinocho».
Dada su candente temática, cabría decir entonces que «Yo capitán» se asemeja a «Gomorra» en su crudo recorrido por algunos pozos del mundo. Puede, pero Garrone es hoy un cineasta más maduro y mejor lector entre líneas, como demuestra con sencillez en «Yo capitán».
Quizás entre las mejores películas sobre la emigración suelan figurar las más conocedoras del terreno: «América, América», de Elia Kazan; «Lamerica», de Gianni Amelio; «La promesa», de Luc y Jean-Pierre Dardenne; «14 kilómetros», de Gerardo Olivares, etc. «Yo capitán» prolonga la estela.
No obstante, me mantuvo desconcertado durante un buen rato, también a pesar de su apabullante currículum. El verano pasado arrasó ganando ocho premios en el Festival de Venecia —el de mejor director entre ellos—, además del de mejor película europea en el de San Sebastián. Aun así, me pareció un filme bastante convencional hasta bien avanzado; uno de tantos, profesionales pero insulsos. Sin embargo, la prudencia y la paciencia suelen tener premio.
«Yo capitán» es el relato de un viaje. Más aún, es una odisea, motivo homérico por antonomasia, que Garrone sabe conducir en una adecuada progresión creciente de forma y fondo. Recrea el periplo de tantos inmigrantes africanos, honrados, ingenuos y aspirantes a prosperar en Europa.
El romano centra su relato en Seydou —Seydou Sarr— y Moussa —Moustapha Fall—, dos chavales senegaleses de dieciséis años que tendrán que vérselas con la supervivencia en el desierto, la penuria, los múltiples rostros de la maldad.
Así recrea el miserable entramado clandestino, impuesto en un territorio más hostil que el Far West, sin orden, protección, legalidad ni fronteras, regido por los elementos y los lacerantes filos de la muerte.
Garrone procura ser honesto en sus perspectivas, partiendo de un esmerado guion coescrito a ocho manos, con el que plantea una perspectiva en que política, medios de comunicación, ONG o población del país receptor, quedan suprimidos. Una drástica óptica parcial, que toma partido por los inmigrantes ciñéndose sólo a sus circunstancias, para concienciar y suscitar soluciones.
La pretensión de «Yo capitán» consiste pues en colocar al espectador los harapos del inmigrante, tanto como en ser una historia de aventuras —desventuradas la mayoría—, como relato homérico que es. Entretanto, persisten las resonantes preguntas de la incertidumbre: ¿hacia dónde derivará este panorama? ¿Qué ocurrirá si no se hace nada? ¿Qué hacer? ¿Cómo…?
ESCRITO POR:
Enamorado de las buenas historias, sean la del cine o las narradas en las películas que ve y los libros que lee. Sobre ellas piensa, habla y procura escribir en La Occidental y otras publicaciones. Es autor «John Ford en Innisfree: la homérica historia de 'El hombre tranquilo' (1933-1952)» y coautor de los libros Cine Pensado, entre otros.
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